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Crisis de identidad, internet y telefonia móvil

  • Foto del escritor: LINA LEY FANCELLI
    LINA LEY FANCELLI
  • 11 ene 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 30 ene 2021


Erikson, psiquiatra y psicoanalista, fue uno de los primeros en popularizar el término “crisis de identidad”, o para ser más precisos, por qué y cuándo cambian las relaciones hacia nuestros Otros más relevantes.


La identidad se da como el resultado de tres procesos: biológico, psicológico y social, los cuales están en continua interacción. También tiene dos niveles, el de identidad personal y el de la identidad cultural, que interactúan durante el desarrollo y se integran para lograr una unidad cuando se logra culminar exitosamente este desarrollo. La adolescencia es la etapa en la que se debe empezar a construir la identidad, luego hay una transición hacia los 30 con una cierta acomodación y posteriormente se entra en un período, donde culmina el desarrollo de la vida adulta.


Para Erikson, el término “crisis de identidad” designa un punto de giro necesario, un momento crucial, cuando el desarrollo ha de adoptar una u otra dirección, recopilando recursos para un crecimiento, una recuperación y una ulterior diferenciación. Es decir, aparece una crisis de identidad cuando se produce un cambio drástico en las identificaciones y relaciones con los Otros más relevantes. En el nivel personal, estos cambios drásticos pueden ser la muerte o la pérdida de alguien esencial para una persona, un cambio repentino de estatus social o civil, la amputación de algún miembro o aparición de una discapacidad, o un cambio forzoso del lugar o país de residencia.


Hablaremos de “crisis de identidad generalizada” cuando se produce un giro histórico de manera repentina, tales como una guerra, una catástrofe natural, un cataclismo económico o una revolución, pues cada uno de ellos afecta directa y bruscamente a todos los sujetos, los cuales quedan desorientados en un drástico cambio de roles dentro de la sociedad.

La expansión de la revolución digital en los 90, producida por la aplicación de internet y de la telefonía móvil ha afectado profundamente la forma de vida de la mayoría de las sociedades. Internet ya se había inventado en 1969 por el Pentágono (sólo para uso militar) y a finales de los 80 comenzó a extenderse por las redes científicas de universidades y laboratorios estadounidenses.  


Pero no es hasta la caída del muro de Berlín, en un mundo sin barreras, donde ya se puede expandir esa tecnología a los usuarios de casi todo el mundo. Con la llegada del nuevo siglo, se empieza a hablar de “brecha digital”, y de conceptos como “nativo digital”, los que nacen dentro de dicha revolución, e “inmigrantes digitales”, los que nacieron antes de ésta. Es a partir de este momento que la concepción de la proximidad y de la distancia se ven profundamente transformadas. La noción de ‘proximidad mediática’ produce una disolución del espacio y una concentración total del tiempo por efecto de la simultaneidad.


Nuestra forma de relacionarnos e identificarnos en el espacio y en el tiempo ha cambiado, no en todos los ámbitos, pero sí en muchos. La relativización de la noción de tiempo que ha traído la revolución digital se hace visible en la mundialización del planeta (y con esto ha aumentado la sensación de proximidad o de que es más “pequeño” que antes); la transformación en muchos aspectos de las relaciones humanas; también el tipo de jornada laboral; técnicas de enseñanza en la escuela; y en general ha transformado la economía y las relaciones cliente-empresa.


Estos cambios producidos relativamente en poco tiempo han originado una desorientación generalizada frente a una realidad cada vez más frenética, desenfrenada y virtualizada por los mass-media, cuya punta del iceberg de la desorientación está representada por la enorme tormenta de ideas de cómo salir de la crisis económico-financiera iniciada en occidente en 2008. Las crisis de identidad patológicas tienen su causa en una deficiente formación de la identidad en la etapa juvenil.


Las crisis son momentos de desasosiego e incertidumbre, pero también son momentos de creatividad, de nuevas oportunidades y de cambios profundos.  Según Erikson, el psicoanálisis nace como consecuencia de una triple crisis atravesada por Freud: una crisis en la técnica terapéutica; una crisis en la conceptualización de la experiencia clínica; y una crisis personal.


(Extraído del artículo de Daniel Esparza, 2012: “Crisis de identidad y revolución digital”  Caracteres, vol. 1 nº 1, Mayo 2012 ).


Lina Ley Fancelli

Psicóloga y Psicoterapeuta

Barcelona, 15 de Octubre de 2013





 
 
 

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